Ralph sin Word
jueves, 21 de marzo de 2013
EL TIEMPO NO SE MUDARÁ
miércoles, 25 de abril de 2012
Y CORRO
miércoles, 18 de abril de 2012
LEJOS DE ESA SOCIEDAD
miércoles, 11 de abril de 2012
FRENTE AL MAR
El sol se oculta lento pero seguro sobre al campo salado del mar.
La arena fina bajo mis pies me transporta a un mundo distinto.
Escucho la llegada apresurada de las olas y su suave retorno al mar.
Respiro profundo y mis pulmones perciben un espectáculo sin igual.
Mi piel se eriza y mis ojos se dilatan al ver la magnitud de ese mundo oculto.
Las gaviotas sobrevuelan la playa dejando una imagen inolvidable en mi mente.
Me pregunto si es correcto estar frente al mar.
Me pregunto si sólo es necesario admirarlo.
Me detengo a ver lo poco que queda del sol somnoliento que se oculta y reflexiono las cosas.
La Tierra no me merece y ella no me simpatiza.
Esperaba el momento justo para responder esa interrogante.
¿Es necesario vagar en
¿No es mejor dejar de obstaculizar el buen rumbo de la vida con mi ingrata presencia en este lugar?
La respuesta es clara y el mar la conoce.
Su serenidad me conmueve y me llama a que sea como él.
Quiere compañía, quiere estar con alguien y no me niego.
Quiero ser su compañía.
Camino hacia él, esperando habitar eternamente en su magnitud y no volver a esta Tierra de Lamentos.
La sal va formando parte de mi piel.
He muerto en esta Tierra y he nacido en dos mundos: el del silencio y el del mar.
lunes, 2 de abril de 2012
UNA TELA QUE ME ENMUDECE
Abro los ojos y simplemente no veo nada.
Me siento impedido de brazos y piernas ante nudos que imposibilitan mi movimiento.
Mi boca tiene el sabor a una tela que me enmudece.
Ante tal situación, mi corazón empieza a latir cada vez con más fuerza.
Mi respiración es jadeante y se entre corta.
Las gotas de sudor nacen de mi frente, corriendo por mis sienes hasta llegar a mi cuello.
Trato de gritar pero me siento acorralado en un cuerpo sin funciones.
Oigo voces lejanas que murmuran mi futuro.
Pasos secos y silenciosos se acercan hacia mí.
Siento que su presencia no es nada agradable.
Presiento que sus ojos me estudian como ratón de laboratorio.
Me quitan las vendas de los ojos y la luz blanca me hace más ciego.
Veo las sombras que se asoman ante mí.
Trato de identificar a esos personajes oscuros sin ningún resultado.
Hablan en voz baja.
¿Qué traman?
¿Cuál es su plan?
Ahora, menos ciego, puedo ver sus rostros fuertes e inexpresivos.
La maldad se asoma a través de esas ventanas.
Uno desenfunda su arma y observa a su compañero.
Asienten juntos y ahora sé lo que traman.
Mi vida se acaba en medio de la oscuridad y el secuestro.
viernes, 7 de octubre de 2011
CAMINARÉ SIN CESAR (EL CATÓLICO ERRANTE)
Cuenta la leyenda que, en el camino del calvario, Jesús le pidió agua y descanso a Samuel Belibeth, un romano, tres veces y este se negó diciéndole que siguiera andando. Jesús, ante la negativa, condenó a Samuel a caminar eternamente hasta su Resurrección. Este hombre es conocido en el mundo como el judío errante y dicen que algunos lo han visto y que aún vive...
Lo pensé muchas veces y para mí es lo correcto.
Me levanté esa mañana para preparar todo.
Frente al Cristo me persigné.
Es el momento de marchar.
Recorriendo caminos veo mucha gente.
Extraños me miran y me saludan.
Camino y camino para no descansar.
Llevo la responsabilidad de irme.
No quiero mirar hacia atrás.
Nunca negué al Señor pero niego el amor de esa mujer.
Me condeno a mí mismo por siempre para olvidar el ayer.
Recorro kilómetros y cubro mis pensamientos.
Cada paso más allá me aleja del pasado.
Caminaré sin cesar, sin descansar.
Como el judío errante aparezco en cualquier parte.
No tengo noción del tiempo.
He caminado una eternidad.
Sigo la ruta de la luz que cae.
Camino el mundo por siempre para así nunca recordar.
Voy por el mundo como el católico errante.
viernes, 26 de agosto de 2011
LA GUERRA COMENZÓ
Todo cambió de repente.
La luz del sol se fue opacando.
Las nubes se apoderaron del cielo gris.
El viento se extinguió.
Unas voces cuestionan si esto que sucede es algo malo.
Otras afirman que sí.
Los rugidos de plomo se dejan escuchar.
Mil pasos retumban las calles.
Hombres de verde avanzan sin hablar.
Avanzan a una jauría sangrienta.
La gente observa anonadada el espectáculo.
La guerra comenzó.
Las armas se levantan volviendo a rugir.
Todos se esconden esperando lo peor.
Una sinfonía de muertos aparece sin cesar.
Los pájaros de acero aparecen en el cielo, soltando de su vientre la muerte en forma de bombas.
Pasa el terror, la angustia, la desesperación, el llanto, la guerra, la sangre.
Los niños se sientan en el acero retorcido.
Las aves hacen nido en los cascos sangrientos.
Los hombres llenos de ceniza miran sin hablar.
Un mar de sangre seca emerge de nuestro suelo.
Las aves de rapiña aprovechan el festín.
El humo sale de cualquier lugar.
Nadie sabe de qué hablar.
La tierra y las almas gimen en un sonido tormentoso.
La guerra ha acabado y sus consecuencias son palpables.